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La tradición del Cipotegato se lleva a cabo anualmente en la ciudad de Tarazona, Zaragoza, el 27 de agosto. Este evento es una parte central de las festividades en honor a San Atilano, el patrón de Tarazona. Durante esta celebración, el Cipotegato se convierte en el protagonista principal y desempeña un papel importante en las festividades.
Los habitantes de esta ciudad vecina nuestra saben que el olor a tomate que se percibe durante esos días anuncia el comienzo de sus fiestas patronales. Estos eventos atraen a un gran número de visitantes curiosos, quienes acuden a la ciudad para disfrutar de las festividades.
Descubre hoy con nosotros el origen del cipotegato de Tarazona.
El personaje en cuestión es una figura emblemática de Tarazona, que se caracteriza por aparecer con una capucha y vestido de arlequín. Sus colores predominantes son el rojo, amarillo y verde. Es durante este día que tiene lugar la celebración más destacada dentro de las festividades de este municipio zaragozano.
Cada año, a las 12 del mediodía, se lleva a cabo una tradición única en España: el Cipotegato sale del Ayuntamiento y camina entre la multitud hasta llegar a la Plaza de España. Durante este recorrido, se abre un pasillo para que pueda avanzar sin problemas. Es un evento lleno de emoción y expectación para los asistentes.
Mientras atraviesan esta plaza, los habitantes de Tarazona le lanzan tomates al Cipotegato. Acto seguido, se realiza un recorrido por la ciudad. Si logra salir ileso, el Cipotegato subirá a la escultura que se encuentra en su honor, en esa misma plaza.
La tradición tiene múltiples versiones que explican su origen y existen varias leyendas que narran historias fascinantes al respecto.
En la ciudad, existe una leyenda que cuenta la historia de una antigua cárcel que solía existir en este lugar hace muchos años. Esta narración ha perdurado a lo largo del tiempo y forma parte de la tradición cultural de la comunidad local.
Cada año, durante las festividades en honor a su santo patrón, el municipio brindaba la oportunidad de liberar a un preso condenado a muerte por sus crímenes. Si lograba sobrevivir a la lapidación por parte de los ciudadanos y alcanzaba una cadena ubicada en las afueras de Tarazona, conseguiría su libertad.
Aunque muchas personas conocen esta leyenda, es importante destacar que no existe documentación que la respalde. Por lo tanto, se cree que más bien se trata de una leyenda urbana en lugar de una realidad comprobada.
La celebración tiene un origen documentado que se remonta al siglo XVIII. En los archivos de la Catedral se encuentra una resolución del Cabildo Catedralicio que prohíbe que el Pellexo de Gato persiga a los niños en las vísperas del Corpus.
No fue hasta el siglo XX cuando volvimos a encontrar evidencia histórica de la existencia del personaje del Cipotegato en el Archivo Municipal. Se sabe que durante las festividades, la Corporación pagaba seis pesetas a aquellos que representaban al Cipotegato.
Durante la guerra civil española, se produjo una transformación significativa en este rito.
Antes de 1942, el papel del Cipotegato era distinto al que tiene en la actualidad. Su función era perseguir a los niños para despejar y facilitar el camino durante la Procesión y la Corporación, al igual que los gigantes y cabezudos con los que iba acompañado.
Tras la interrupción de la guerra civil, se da un cambio drástico donde ahora es el Cipotegato quien es perseguido y humillado, siendo objeto de múltiples lanzamientos de tomates.
El papel de Cipotegato se ha convertido en un gran honor en los últimos años, como se demuestra por la creciente cantidad de jóvenes que participan en el sorteo para poder interpretarlo.
Sigue al Cipotegato 2023 por las calles de Tarazona y descubre el recorrido que cumplirá este domingo 27 de agosto.
Aquí puedes consultar y descargar el programa completo de las fiestas de Tarazona.
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